En ocasiones anteriores ya nos habíamos percatado de la presencia de algún anormal en el estadio de Las Palmas. Pero lo de este domingo roza ya la gilipollez absoluta. Tiene tu equipo en todo momento el partido controlado, vas ganando, con dicho resultado estás en Primera, y en vez de celebrarlo como todo hijo de vecino, pues no, tienes que hacer el gilipollas (insisto, el termino tonto se queda muy corto con algunos). Total, que faltando dos minutos invasión del campo de unas cuantas decenas de gilipollas, consiguiendo parar el partido y el árbitro mosqueado amenazando con suspender el encuentro. Estos gilipollas no solo no entienden que están haciendo el tonto, sino que se encaran con su propia afición, roban botellas de agua, hasta que al final se consigue reanudar los dos minutos que quedan. Y, tachan, empata el equipo rival en la única jugada que tienen.
En resumidas cuentas, sois tan tontos, tan gilipollas, tan imbéciles, que habéis conseguido que vuestro propio equipo no logue el ascenso. En la prensa de Las Palmas hay multitud de fotos de estos gilipollas. Su propia afición está recogiendo firmas para echarlos de Las Palmas. Eso, sí, llegado este punto también reconozco que no estoy de acuerdo con que se publiquen nombres, u otros datos, a través de redes sociales para identificar a esta gente. Ya hay medios suficientes como para hacer de justicieros. En vez de ser tan chivatos, algo habitual por Las Palmas, deberían planterarse el tipo de aficionado que quieren.
Por lo demás, a los que saltarón al cesped jodiendo el ascenso a su equipo, haya se pudrán en las playas y discotecas de moda. En los estadios no son bienvenidos.